martes, 19 de mayo de 2009

Soy el Dr. Jiménez, y soy asesino!!!...

Un joven inquieto de apellido Foucault, gustaba de jugar con las ideas y entre tantos juegos, elaboró una teoría sobre el control que la ciencia y la tecnología ejercen sobre los seres humanos de esta etapa de la historia.
Si bien no es nueva la idea de castigos y señales de un apocalipsis por venir, resulta evidente cuan débil es el espíritu humano en estos tiempos.
Envueltos en el temor a morir, pero ademas una muerte espantosa, asi pues el manejo que a lo largo de las últimas semanas el Estado mexicano ha hecho de la influenza porcina es de este orden. La irrefutable existencia del virus, hijo de las desmesuras de esa misma ciencia aplicada, ha servido para aterrorizar a la población y someterla a un mayor control técnico sanitario, a un biopoder.
Un temible fin espera a quien no sigue las "recomendaciones" del gobierno, usar tapabocas, no saludar ni de beso ni de mano, alejarse de los demás, y lavarse las manos obsesivamente... disolviendo aquello que nos vuelve humanos, en medio de esta crisis económica, una estrategia de sobrevivencia de los estados es mantener a los ciudadanos ensimismados, trabajando, produciendo.
Habra que sacrificar el último reducto de nuestra libertad: nuestra relación humana, en nombre de la vida productiva. Instalemos la enfermedad y la muerte entre nosotros para vivir como estructuras tan técnicas como neutras y controladas que de todas formas terminarán por morir, pero ahora de manera administrada.
Ahora somos número, estadistica.
A esto se refieren los llamados de resistencia, ese poder aun mas obscuro que el religioso que vio en la carne la posibilidad de un mal, ahora es la carne misma el origen de ese mal.
No es que no haya virus peligrosos, ni que la ciencia se equivoque con sus planteamientos, es la condición de frialdad con que ahora podemos ser tratados, mañana pueden decir todos escondanse, ahora coman, ahora trabajen, sumergiendonos en una nueva forma de autoritarismo de cuyas raices no podemos percibir mas que el extremo que brota de la tierra.

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